Una película, un disco, un libro, un poema, y una web.
365 días para buscar nuevas ficciones.
Suerte.
vicio
(Del lat. vitĭum).
1. m. Mala calidad, defecto o daño físico en las cosas.
2. m. Falta de rectitud o defecto moral en las acciones.
3. m. Falsedad, yerro o engaño en lo que se escribe o se propone. Vicios de obrepción y subrepción.
4. m. Hábito de obrar mal.
5. m. Defecto o exceso que como propiedad o costumbre tienen algunas personas, o que es común a una colectividad.
6. m. Gusto especial o demasiado apetito de algo, que incita a usarlo frecuentemente y con exceso.
7. m. Desviación, pandeo, alabeo que presenta una superficie apartándose de la forma que debe tener.
8. m. Lozanía y frondosidad excesivas, perjudiciales para el rendimiento de la planta. "Los sembrados llevan mucho vicio".
9. m. Licencia o libertad excesiva en la crianza.
10. m. Mala costumbre que adquiere a veces un animal.
11. m. Cariño, condescendencia excesiva, mimo.
12. m. Sal. Estiércol, abono.
vicioso
(Del lat. vitiōsus).
1. adj. Que tiene, padece o causa vicio, error o defecto.
2. adj. Entregado a los vicios. U. t. c. s.
3. adj. Vigoroso y fuerte, especialmente para producir.
4. adj. Abundante, provisto, deleitoso.
5. adj. coloq. Dicho de un niño: Mimado, resabiado o malcriado.
Eran dos ojos cafeínicos, no sabría definirlos mejor.
Pensó que cursi-pensaba un "me posa una de esas miradas y el día ya no me pesa", justo así de estúpido, la me con la me y el posa con el pesa.
Pero si se quería ser sincero, era "ten al menos la cobardía de apuñalarme con los ojos por la espalda, al menos no me destrozarás las córneas para el resto del puto día, te deseo tanto", sin pensar sin respirar, empezando así de chulo y acabando así de culo.
Siempre precisamente el culo al aire cuando la sinceridad.
Dos ojos cafeínicios, lo jura.
Manifiesto ARS
sobre weblogs, bitácoras o dietarios en Internet
Lo subscribo completamente (sí: la contradicción es un arte).
Nunca quise tener una, y nunca nadie que haya compartido cama y trozo de vida conmigo se planteó siquiera la remota posibilidad de engendrarla, pero una noche mi hija nonata, tan lista como su puñetera madre, se sentó en mi regazo, y me preguntó:
- ¿Es difícil vivir, Papá?
Así, con esa naturalidad de volverse loco que su madré le regaló. Los mismos labios ágiles y atrevidos.
- Mucho. - y la sonrisa se me escapó melancólica.
- ¿Y... merece la pena?
- ... En realidad, no. Pero en tu mentira, sí. Lo difícil es eso: buscarse una mentira y creérsela.
- ¿Sólo una?
- ¡Qué va! Sueles tener que estar mintiéndote toda la vida, si no, no hay manera. Poco a poco puede que encuentres la que mejor te queda, pero lo divertido es simplemente buscarla.
- Ah.
No sé si quedó convencida, pero se me bajó del regazo y yo pasé un buen tiempo recordando todas mis mentiras. Y volvió a escaparseme una sonrisa melancólica.